¿Cómo hago para vender/promocionar mis amigurumis?

 


¡Hola a todos!

Hoy vengo con un post que no estaba pensado, menos aún programado. No se me habría ocurrido escribir sobre el tema de la venta y/o promoción de amigurumis si el interrogante no hubiese sido planteado en el grupo de una colega, mi querida Lily Omiñuk.

Cómo le dije que el tema daba para largo, otra miembro, Alejandra sugirió que escribiera un post. Y heme aquí.

Este post no pretende ser una guía definitiva ni infalible, ni mucho menos. Lo que me propongo exponer aquí es una serie de sugerencias que he tomado de algunos grupos de emprendimiento, cositas que he leído por aquí y por allá, y también algunos experimentos que hice, probando que me funcionaba, teniendo en cuenta mi región geográfica,  la cultura del lugar donde vivo, adaptando tips y consejos de otros a las particularidades de mi ciudad y su gente.

Aclaro que este post será bastante subjetivo, porque voy a hablar desde mi experiencia en la venta de amigurumis. No estoy segura de que todos mis consejos te funcionen a tí, pero al menos los más generales, me atrevo a decir que pueden serte de gran ayuda si los aplicas.

Pues bien, empecemos.


¿Tienes claro lo que quieres?

¿Sabes realmente lo que significa tejer por encargo? ¿Tejer amigurumis para venderlos posteriormente? ¿O sólo tienes la ilusión de que te gustaría hacer muñecos para tener un ingreso extra de vez en cuando?

Bueno, amiga, esta es la parte más significativa. Porque si lo tienes claro, ya diste el paso más importante. Si no, aún estás a tiempo de ahorrarte quebraderos de cabeza inesperados. Si tejer un amigurumi ya implica un cierto grado de complejidad, promocionarlo como un producto hecho a mano puede ser mucho más difícil, salvo que lo vendas tan barato que te lo compraría cualquier transeúnte que pase por la calle.

En lo que a mí respecta, jamás te sugeriré que regales tu trabajo malvendiéndolo. Jamás. Al contrario, te diré que debes respetarte como artesana, y hacer valer tu dedicación y tu tiempo.

Tampoco soy de las que oye las excusas del tipo “Pero es que la competencia no me deja otra opción…”, “es que la economía en este momento…” Al demonio la competencia y la economía del país.

El trabajo hecho a mano, es trabajo hecho a mano, ni más ni menos; aquí y en el país de nuestra mayor competencia: China. Es arte. Es amor transmutado en una obra. Si tu competencia regala sus muñecos, allá ella y sus razones. Sólo tú sabes lo que te cuesta y a lo que renuncias cada vez que tejes un muñeco.

Y ese es precisamente el punto de este ítem: tejer por encargo para obtener unos pesos extras significa que alquilarás horas de tu vida en tejer encargos para terceros, que no son miembros de tu familia, a veces ni siquiera es gente conocida. Generalmente, son personas que te contactan porque vieron fotos de tus trabajos en las redes sociales, o un muñeco tuyo en la casa de un amigo.

Si estás dispuesta a empeñar de 2 a 5 horas por día exclusivamente para tejer, todos los días, incluidos fines de semanas y feriados; de 1 a 3 horas para encargarte del marketing y de la presencia online de tu emprendimiento, y de 30 minutos a 1 hora extra para atender a los clientes y cerrar encargos cuando estos se presenten, entonces ya sabes que para tener éxito de ventas, tienes que trabajar mucho, mucho más que sólo tejiendo.

Entenderé que me digas: “Pero me encanta tejer”. ¡Claro! A mí también me encanta, pero créeme si te digo que no es lo mismo hacer un osito para tu hijo, donde nadie te apura a que lo termines, a tejer para un tercero, con quién has sellado una especie de trato y tienes una fecha límite para entregarlo. Eso claro, si quieres empezar con buen pie, para que luego te recomienden: tienes que cumplir con todos tus compromisos.

Que te encante tejer, es vital;  porque eso se verá reflejado en el producto final. Lo cual no desmerece el hecho de que hacerlo por encargo es simple y llanamente  un trabajo. Tu trabajo.

Pues bien, si lo tienes claro, no hay nada más que agregar. Si te asusta lo que supone tomártelo como un trabajo, puedes ahorrarte el resto del post, donde sugeriré aún más esfuerzo.


No hay mejor carta de presentación que un trabajo bien hecho.

¿Una pata torcida? ¿Un mal bordado? ¿Un bracito más adelante que el otro? La palabra mágica aquí es desatar. ¡Pero entonces me va a llevar el doble de tiempo! A desatar igual. Sin excusas.

Nunca, nunca, nunca, entregues un trabajo defectuoso, mal cosido o estéticamente deforme. Nunca. Tu amigurumi tiene que gritar: “Soy perfecto y cuidado en todos mis detalles” para ir a parar a manos de los clientes. Es posible que los mismos destinatarios no reparen en un hilo suelto,  o una hebra de cabello mal colocada, quizás lo vean bello aunque no te haya salido tan bien como esperabas.

Aun así, debes esforzarte en ser excelente en lo tuyo. Es tu valor añadido. Es lo que hará que un cliente te elija a ti, cuando le digas que por razones de agenda no puedes tomarle el pedido, que le puedes sugerir una colega para que le teja el muñeco que quiere. El cliente te seguira escogiendo de entre muchas, aunque le des tres meses de espera para comenzar su trabajo. ¿Por qué? Porque quiere tus manos, tu valor añadido, tu manera de tejer, lo que sólo tú ofreces.

Esto se consigue siendo excelente. No hay otra forma. Es cuando llegas a esta instancia en que no te va ni te viene lo que haga o deje de hacer la competencia. Dejas de compararte, te dedicas a mejorar cada día.

Es más, dado que nuestro tiempo para tejer es limitado, tu competencia se convierte en la aliada a quién le pasas los encargos que tú ya no puedes tomar. Entonces sucede algo maravilloso: descubres que hay trabajo para todos.

Si perseveras en entregar solo amigurumis excelentes, de esos que gritan “Soy perfecto y cuidado en todos mis detalles”, tendrás la mejor publicidad: tu trabajo se autopromocionará sin que tengas que hacer nada más.


Nunca, nunca, nunca, leéme bien por favor, nunca uses flash para tomar una foto de tus muñecos.

Si tienes un trabajo excelente, hay que reproducirlo fotográficamente de la manera más fiel posible. Buscando cómo mejorar la presentación de mis amigurumis, me procuré una cámara réflex para fotografiar mis muñecos. Pero no siempre fue así.

Durante mucho, mucho tiempo tomé fotos con mi celular. Antes de eso, le robaba el teléfono a mi marido para hacer las tomas, porque el cacharro de móvil que tenía, apenas soportaba Whatsapp.

Si tienes un trabajo excelente, pero no participas en ferias para exponerlo, o no quieres salir de casa, el único medio que te queda es la web. Y la web es cruel en lo que a imagen se refiere. Prácticamente todo es imagen.  Si la foto es mala, ¿crees que un usuario de  Facebook que está navegando en la sección de noticias, bajando y bajando con la ruedita del mouse,  se detendrá siquiera a mirarla?

Hay muchos tips interesantes para mejorar una imagen del celular, pero si quieres aprender como arruinar una foto en un solo paso, prende el flash. Listo. Acabas de tirar a la basura todo tu esfuerzo de tejido obteniendo una flaca reproducción de tu trabajo.

Para que tengas que usar el flash se tienen que dar una de estas dos condiciones: es de noche, o estás en un lugar mal iluminado. En ambos casos el flash destellará en ciertas zonas del muñeco y oscurecerá otras, hará brillos en la foto quemándola por secciones o provocará sombras indeseadas.

Hay maneras caseras y efectivas de prescindir del flash: utilizando el modo “pro” de la cámara del celular, donde puedes aumentar la exposición y el brillo de la toma. O ajustando el balance de blancos, según que tipo de iluminación dispongas.

También puedes fabricarte una caja de luz casera. En su defecto un panel reflector con papel aluminio. El paraguas nunca falla, también es excelente opción para que rebote la luz e impacte en lo que vas  fotografiar. Por último, si no quieres enredarte tanto sacando fotografías nocturnas, lo fácil es aprovechar la luz del día y fotografiar al aire libre.

En fin. El tema de la iluminación casera da para otro post, y ya existen muchos blogs y artículos que hablan del tema, lo que me importa dejar en claro es que el uso del flash, -desde mi punto de vista-, no hace justicia a un buen trabajo, más bien lo malogra.

Y dado que la imagen de tu amigurumi es lo único que verán los potenciales clientes, es preciso que te esfuerces en reproducirlo con la máxima verosimilitud. Que se vea tal y como es en realidad: una preciosura.


Definiendo tu cliente ideal.

Sabes que esto es tu trabajo. Tienes un amigurumi excelente. Has tomado fotos preciosas. ¿A quién le vas a vender ese muñeco? ¿Lo sabes?

De repente has seguido todos los pasos, has publicado en toooodas tus redes sociales las fotos y la descripción del muñequito. Pero nadie se interesa por él. Te dicen que es lindo, que es un hermoso trabajo, y lo talentosa que eres. Pero de ventas, nada.

Si eres soltera sin hijos, y el grueso de tus contactos son tus compañeras de facultad, pero tú has tejido un sonajero para bebés, es hasta obvio que nadie haya preguntado en como adquirir tan tierno muñequito. Puede que hasta tengas tan mala suerte que tus compañeras ni siquiera tengan sobrinos o ahijados.

Hay una realidad que para mí es indiscutible: todo el mundo ama a los amigurumis, los admira, y suspira al verlos. Pero no todas las personas tienen la necesidad o están dispuestas a adquirirlos.

Si de antemano sabemos que los muñecos tejidos no son un artículo de primera necesidad, sino objetos de lujo, decoración, entretenimiento o culto en algunos casos (por ejemplo personajes de alguna película o versiones de personas famosas de la vida real); sabremos a qué publico dirigirnos, y por ende, en que red social, tienda o sitio web deberemos hacer más hincapié para impulsar nuestras ventas o levantar pedidos.

No voy a ahondar en el cliente ideal aquí, porque al igual que en el tema de la fotografía, mucho se ha escrito al respecto, pero si resaltaré la importancia de que para lanzar una flecha, cómo mínimo debes saber adonde apuntas. ¿Cuál es tu norte? ¿A quién te diriges?

Claro que asimismo debes definir tu producto: ¿Es para bebés? ¿Para niños de 3 a 5 años? ¿Son amigurumis para adultos? ¿Te dedicas sólo a personajes o en cambio diseñas tú misma tejiendo con tus propios patrones?

Luego debes precisar quien deseas que te compre. ¿Venderás en tu barrio o ciudad? ¿Harás envíos al interior del país? ¿Cómo es tu cliente ideal? ¿Valora lo hecho a mano, o en cambio regatea tu precio? ¿Quiere adquirir un muñeco para sí mismo o para regalarlo? ¿Cuál es su poder adquisitivo? ¿Es de clase baja, media, alta, altísima? ¿Qué lo motiva a adquirir un amigurumi? ¿Qué beneficio desea encontrar al comprarlo?

Tienes que conocer a tu cliente ideal al dedillo, para responder sus preguntas aún antes de que las formule, anticiparte a posibles cuestionamientos. Sirve también para saber cómo llevar el proceso de venta y poder cerrarla con éxito ya que conocerás sus necesidades. Cómo sabrás que quiere, podrás dárselo.

Ya se sabe cómo funciona esto: un cliente satisfecho regresa siempre. Sobretodo si lo has hecho sentir especial.


Eligiendo el canal de promoción.

Personalmente he levantado más encargos por Instagram que en cualquier otra red social. Sé que me funciona a mí, pero desconozco que te funciona a ti. No sé a qué tipo de amigurumis te dedicas, tampoco conozco el perfil de tu cliente ideal.

Lo que tienes que saber es que cada red social tiene un público mayoritario, un fin específico y una dinámica de interacción diferente.

Una vez que tengas claro tus objetivos comerciales: (qué tipo de amigurumi vender, a quien, donde y de qué manera) sabrás con bastante aproximación si centrar tus esfuerzos en redes sociales específicas, o si en cambio te resultaría más conveniente hacerte una cuenta en una tienda online. Quizás ninguna de las anteriores: más bien crear un blog o una página web a tu medida. O una combinación de sitio web con redes sociales.

En mi caso particular, Instagram ha sido de mucha ayuda por el tipo de contenido que publico ahí: fotos de los trabajos en proceso, no sólo muñecos terminados.

Cómo la verborragia literaria es mi don natural, generalmente acompaño las fotos con alguna descripción divertida del proceso creativo. He comprobado que eso genera bastante expectativa en mis potenciales clientes. Días después, cuando ven el muñeco terminado, comprenden de alguna manera que opera cierta magia, cierta alquimia: se sorprenden que de un montón de hilos nazca un muñequito, y quieren tenerlo.

También atribuyo a Instagram el estado psicológico en el que navegan los usuarios. En Facebook uno va pasando por la sección de noticias como un autómata. A Instagram uno entra más relajado, después de haber revisado las demás notificaciones y con el fin de ver fotos lindas.

La tarea aquí es investigar un poco como funciona cada red social, para saber qué es lo que más te conviene, teniendo en cuenta tus objetivos.


Informar es poco, tienes que ser endemoniadamente directa y clara con tus clientes.

¿Quiere un muñeco genérico o uno personalizado? ¿Usarás un patrón propio, ajeno, o sacarás a ojo? ¿Qué pasas si no consigues el color exacto de hilo que necesitas? ¿Esta dispuesto el cliente a que varíen ligeramente los colores que pidió? ¿En cuánto tiempo le tendrás listo su pedido? ¿Entregas a domicilio o el envío corre a su cargo? ¿Sabes el precio que cobrarás por el amigurumi porque lo has tejido antes, o en cambio sólo puedes pasar valor aproximado, ya que desconoces cuanto material y tiempo te llevará?

Tienes que preguntarlo todo. Y tienes que explicarlo todo. TODO. Lo primero para asegurarte que entendiste lo que quiere tu cliente. Y lo segundo para no se lleve ninguna sorpresa posterior ni se generen malos entendidos por el camino.

No tengas miedo de preguntar todo lo que creas que sea pertinente para hacer el trabajo que quiere tu posible cliente, ni tampoco dejes de aclarar tus políticas y condiciones por temor a no cerrar una venta.

Si durante la conversación, la persona interesada en tus productos al final decide no comprarte, eso es mucho mejor resultado a que adquiera el amigurumi y termine desencantado. A la larga es mala prensa, y créeme, tú no la quieres.

Además la sinceridad y la claridad en estos casos te trae una ventaja extra: genera confianza e irradia profesionalismo. Quizás el posible cliente hoy no te compre, pero le habrás dado una buena impresión. Quizás más adelante sí lo haga, o al menos te recomendará por tu buena atención.


Brinda un servicio post-venta.

Este ítem es un poco más de lo mismo que el anterior.  Sin embargo, yo lo considero necesario. No es imperioso que te partas los cuernos llamando a los clientes o atorándolos con más preguntas. A veces un simple “gracias por elegirme y elegir mi trabajo”, o una mención en tus redes sociales es suficiente.

Además, no hay oro en el mundo que pague sus rostros de felicidad y asombro cuando ven sus amigurumis terminados o cuando los reciben en mano. Personalmente amo ese momento. Cuando envío al interior o dejo en sitios para que retiren sus pedidos y me pierdo sus caras de emoción, les escribo para preguntarles si le ha gustado, si están satisfechos con mi trabajo.

Un amigurumi especial, tejido a mano, cuidado en todos sus detalles, es para personas especiales que te han elegido a ti para regalárselos a sí mismos o a sus seres queridos. Más que un servicio post-venta, me arriesgaría a decir que es la gratitud  la que embellece nuestra labor, y la que hace que nuestros clientes se sientan únicos y aún más especiales.

Lo son. Que no te quepa duda. Ya hemos hablado de que no todo el mundo está dispuesto a adquirir un muñeco tejido a crochet, cuando puede comprar un peluche en el supermercado chino a mitad del valor en que vendemos nosotras.

Agradecer es la llave de la prosperidad en todos los aspectos de la vida. Eso incluye las ventas.


Pide seña antes de empezar a tejer.

Si no hubiese cometido ese error, este blog  jamás habría existido. Ir a la lanera, invertir en materiales, y que luego me cancelen el pedido. Al final me quedé con todos los hilos y un dolor de panza que me duró una semana.

A veces la furia se puede canalizar en algo de provecho, así nació Aramela Artesanías, este blog, y todo lo que vino después: fue una manera de demostrarme mi valor como artesana, después del desaire de esa clienta que nunca lo fue.

Cuando pides seña te aseguras que el cliente retirará su pedido. Y si no lo hace, al menos salvarás tu inversión de materiales.

Por otro lado, nada ni nadie te devolverá el tiempo que has empleado tejiendo si no reclama su muñeco, pero  tendrás un recurso que compense un poco las horas trabajadas.

La seña es la manera en que ambos, tú y tu cliente cierran el trato estableciendo el compromiso.


No te olvides del packaging

Si puedes permitírtelo, encarga a un profesional que te diseñe y haga envoltorios, cajas, o bolsitas personalizadas con tu logo y/o nombre de tu marca. Si no, al menos esmérate en  envolver tus amigurumis en un lindo paquete.

Eso habla bien de ti como emprendedora. Le dice a tu cliente que realmente estás en toooodos los detalles, que le importas. Es un mimo necesario.

También es buena idea incluir un folleto con el método de lavado de los amigurumis, y una tarjetita personalizada de agradecimiento. A mí me gusta escribirla manuscrita. En alguna ocasión he enviado una carta.

Entre las ideas que he tenido pero no he implementado aún, está hacer un folleto con el origen y el significado de los amigurumis, y otro narrando lo que significa para mí tejer un muñeco hecho a mano. Son pequeñas cosas que suman y acompañan a un trabajo excelente.


Cuidado con los precios

Si haces un trabajo excelente y además vendes barato, no tardarás en descubrir que tu vida ha dejado de pertenecerte. Te has convertido en una auténtica araña a tiempo completo, que trabaja día y noche tejiendo. Por otro lado, la urgencia de sacar con rapidez la mayor cantidad posible de pedidos, bajará la calidad y deteriorará tu rendimiento.

Seguramente lo que cobras por los muñecos no pagará la factura del doctor cuando tengas que atenderte por dolores de espalda, tendinitis o falta de vista. Esto sin mencionar los efectos psicológicos y emocionales de coartar tu vida social o la realización de otras actividades indispensables en tu vida.

Si has jugado este juego macabro de vender barato sólo por estar a la saga de la competencia, no hay manera dulce de decirte que has hecho una de las cosas más estúpidas de tu vida.

Hay reglas de marketing que no aplican a las artesanías. Es absurdo comparar un producto handmade con cualquier artículo fabricado en masa. Simplemente, no hay analogía concebible. La ecuación "más barato, más ventas" no es operativa. Aquí la fórmula es "a mayor excelencia, más ventas".

Si lo has hecho porque necesitabas el dinero, aunque es comprensible, no deja de ser preocupante que arriesgues tu salud. A la larga, te saldrá más caro.

Siempre que puedo insisto con lo siguiente: aprende a quererte. Ámate mucho. Ámate incondicionalmente. Porque cuando te amas valoras tu tiempo, tu trabajo, tu esfuerzo, tu dedicación, te reconoces como una artesana excelente que da lo mejor de sí misma.  Y una artesana excelente jamás malvenderá sus amigurumis por ningún motivo, porque necesita el dinero,  porque quiere eclipsar a la competencia, ni por ninguna otra cosa. Existe una estrecha relación entre amarse a sí misma y poner un precio justo a la labor que se realiza.

Recuerda que las horas de tu vida son finitas y limitadas. Y que no es lo mismo tejer por placer que por encargo, donde existe un pacto, un compromiso con una tercera persona.

Tejer amigurumis, al ser tan divertido, tan emocionante a la hora de elegir colores, formas, tamaños, una actividad de tanto disfrute, cada punto una delicia… por momentos puede generarnos culpa cobrar bien por algo que amamos hacer, como si sufrir al trabajar fuera lo normal.  Después de todo, la gran mayoría de la gente se queja de sus empleos, mientras nosotras nos la pasamos de maravilla.

Claro que nos la pasamos bomba, y claro que también es un empleo. En ocasiones, con demasiadas horas extras que se desdibujan tras la fachada del “no me muevo de casa”, “al menos puedo ver a mis hijos crecer”, y cosas así.

Que no te engañen las apariencias. Tejer amigurumis es una forma de arte que se ha convertido en tu trabajo en el momento que empiezas a comercializar tus muñecos.

Ya que estoy aquí, hago un llamado de atención para todas las que tejemos, y para todos los artesanos que hacen hecho a mano, para que tomemos consciencia de que nuestra labor es necesaria en el mundo, tanto como un médico, un abogado o un arquitecto lo son en sus diferentes áreas: nosotros hacemos arte con las manos.

Sin arte, el mundo carecería de cultura y de belleza. Pero sobre todo carecería de amor. El amor que irradiamos al confeccionar nuestras artesanías, y el amor que reciben nuestro clientes, alimentan el alma del mundo .

Si realizamos una contribución tan importante al espíritu colectivo de la humanidad, no podemos cobrar menos que la categoría de menor rango de un empleado en relación de dependencia. Es menester que aprendamos a presupuestar nuestros trabajos en función de las horas empleadas y los materiales que utilizamos y que seamos firmes para no ceder al regateo.

El fenómeno de lo hecho a mano impide la producción en masa por su misma naturaleza, razón mayor aún, por ley de oferta y demanda, nuestros productos deberían ser de costos más bien tirando a elevados: son únicos e irrepetibles. No existen dos amigurumis iguales en el universo, ni siquiera los realizados con el mismo patrón.

Si de todos modos creemos que para vender necesitamos flexibilizar nuestros precios, que esto no sea en detrimento de nuestro tiempo,  nuestra salud y nuestros otros intereses en la vida.

Un equilibrio ideal sería lo suficientemente barato para que sea accesible, cubriendo nuestras horas y materiales, y lo suficientemente caro como para no ser comparado con un peluche Made in China.


Si has sembrado buena semilla, recoge el fruto del boca en boca

Bueno. He tocado miles de temas, no sólo el cómo promocionar y vender amigurumis. Todo esfuerzo siempre encuentra su recompensa.

Independientemente de si tomas fotos con flash, o tienes escasa paciencia para lidiar con las particularidades de los clientes. Si te esmeras en realizar buenos muñecos y tejes con amor, ten por seguro que tú misma intuición te mostrará el camino.

En ese caso, las horas que me llevó escribir este post, y los minutos que has invertido leyéndolo, quizás no te sirvan de mucho.

De todos modos, un trabajo excelente habla por sí mismo. Poco  a poco, pasito a pasito, empezarás a darte cuenta que sin hacer nada, sin publicar nada, simplemente haciendo bien tu trabajo, los clientes llegarán a ti por sus propios medios: es la magia del boca en boca.

En mi caso particular, siempre he tenido encargos de alguna cosa. Siempre. Y cuando no los tengo porque estoy trabajando en proyectos personales, de todas formas me encuentran: si no es para coser un cierre, me encargan una billetera, y si no son pulseras, collares o amigurumis. Soy la oveja habilidosa con las manos de la familia.

En la época en que comencé no había Internet, salvo en los cibers café. Llegaban a mí por recomendaciones y referencias.

La magia del boca en boca hace que aunque te mudes,  te cambies de ciudad o te escondas en el lugar más recóndito del universo, ellos te encuentren igual. Como soy una perfeccionista fundamentalista extrema, que procura cada día ganar un poquito más de excelencia, a veces hago muy poco y obtengo igualmente buenos resultados. En otras palabras, ventas. La calidad de mi trabajo me precede.

Si ninguno de los ítems que he expuesto aquí se aplica a tu caso particular, ya que te has tomado la molestia de llegar a este punto de la lectura, al menos me gustaría que te quedaras con esta idea para que la atesores en tu corazón: ámate mucho, para valorar tu trabajo, para apreciarlo, para que te preceda vayas donde vayas. No hay mejor manera que ésta de promocionar algo, y cualquier cosa que hagas, sean amigurumis, vasijas de barro o cuadros con filigranas de papel.

La pregunta ¿Cómo hago para vender/promocionar mis amigurumis? -aunque desde mi perspectiva lo antes expuesto es de vital importancia-, puede responderse fácilmente en una oración: has un gran trabajo y hazlo con amor,  que el resto vendrá por añadidura.



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Le dije a Lily que el tema daba para largo, pero no creí que para tanto. Le dedico este post a Alejandra Becerra. Agradezco su enorme interés por leer cualquier cosa que yo opinara del tema. De alguna manera, me hace sentir especial que tome mis puntos de vistas como una referencia para su trabajo. ¡Gracias Ale!

Agradezco también el valioso tiempo de sus vidas que me dedicaron al leer 4200 palabras, en un post no planeado ni programado, más propio del Diario de una Artesana que del blog de Aramela Artesanías.

¡Gracias por visitar mi blog! Nos vemos en el siguiente post. ¡Hasta la próxima!





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12 comentarios:

  1. Guau! Que post más importante para emprendedoras! Felicitaciones por la capacidad que tenés para escribir tu conocimiento, más aún por tu generosidad de compartirlo!
    Súper agradecida por la dedicatoria, me llevo mucha tarea para poner en práctica!
    Gracias totales Ceci!

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    Respuestas
    1. Gracias a vos Ale! Por tu sugerencia, existe este post 😉 Un besote! 😙😙😙

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  2. Excelente Artículo !!! Cubre todo lo que debemos considerar a la hora de promocionar y la conclusión es perfecta: ser lo mejor que podamos ser, nuestro trabajo hablará por sí mismo. Gracias Cecilia !!!

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    1. A vos Lily! Porque planteaste la pregunta!! Y que buena pregunta! Mil gracias!! Un besote!!

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  3. 4200 palabras para comenzar un domingo! Te leí con mucho interés, y ya me envalentoné para subir la cotización que han preguntado, que si lo quieren, ya mandarán la seña, y sino, a buscar al chino. En cuanto a la calidad, soy de las que deciden para correr una pieza medio milímetro, de tejer otra cabeza porque con dos puntos más de contorno quedaría ideal, pero se me dificulta el tema de calidad de los materiales, me ha pasado tejer con mucho mimo y detalle un muñeco y que la mami suba su foto a los dos días y ver que se ha hecho bolitas el hilado que compré en el sitio de siempre, y resultó ser de igual marca, pero, esta partida salió mala me dicen en la mercería... Es una desilusión y algo fuera de alcance, ya que las marcas de calidad renombrada no llegan o son carísimas. Gracias por tu post!

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    1. Hola Sandra! Eso ya es muy díficil de manejar, me refiero a la calidad de los insumos, o que te venga mala una partida. De todas formas, si te está ocurriendo, al menos yo pensaría en cambiarme de marca de hilo, buscar otra alternativa, probar una marca nueva.

      No te digo que te vayas a lo caro, porque ahi tus gumis se harían invendibles directamente.
      Sé que hay lugares donde la variedad de marcas es prácticamente inexistente, es una marca la unica que hay, o que llega hasta ahí. En ese caso, ya escapa a tu control.

      Una hace lo mejor que puede con lo que tiene. Y está muy bien. En fin.

      Me alegra que te haya gustado el post, y que te sea de utilidad! Gracias por pasarte a dejar tu comentario! Saludos!

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  4. Gracias totales!!soy costurera y tejer me reconforta,ver algo bonito cuando lo termino me alegra el corazón.No he vendido ninguno,pero me gustaría mucho que fuese una entrada más de dinero,pero me da miedo que pase lo mismo que con la costura,que se convirtió poco placentero coser.Gracias por el post y tu tiempo,"es invaluable el tiempo"❤

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    1. Hola! Es muy bueno el punto que tocaste, aunque mi respuesta va a ser subjetiva. Poco placentero se puede volver cuando tejes como una automata, terminando encargos y encima cuando toca ver el fruto de tu esfuerzo, te das cuenta que ni siquiera paga la boleta de luz que usaste.
      Entonces ahí subirias los precios verdad? Tejerias menos, ganarias lo mismo que antes, aun asi podria volverse poco placentero porque estas tejiendo "lo que debes" y no lo que queres. En este punto se bufurca el camino: o encontras la manera de automotivarte para seguir, o lo abandonas.
      Si tejer es tu pasion, puede que dejes de tomar encargos, pero no vas a poder dejar de tejer.Y si tejes lo que queres, igual vas a a seguir vendiendo. No vas a poder evitar que te quieran comprar lo último que tejiste.
      Es inevitable sentir atracción por un objeto que se fabricó desde el amor y la pasión.
      Eso es un poco lo que me pasa a mi..no tengo muchas ganas de tomar encargos, por ejemplo, porque estoy embarcada en nuevos proyectos. Igual me siguen llegando. Y cuando tejo lo que tengo ganas, lo vendo en una publicación. Ahora bien, me apasiona tejer... soy modista y coso muy bien, pero no me apasiona. Si llego a coser cualquier cosa no la vendería ni en mil años!
      Esa frase conocida que dice "ama lo que haces y no tendrás que trabajar nunca mas en tu vida" para mi es absolutamente cierta. Aunque tejer es mi trabajo y a veces me gustaria mandar todo al demonio, me apasiona tanto que una vez sorteadas las dificultades, la rutina y lo poco placentero vuelvo ahi..siempre vuelvo ahí... la pregunta entonces sería: cual es tu pasión?

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  5. Quiero vender mis miñecos q tejo a crochet q puedo hacer como me contacto con ustedes?

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  6. Me gustó mucho éste post,y estoy totalmente de acuerdo,pienso igual. Hago amigurumis,y los valoro poniendole todo mi cariño y amor en los detalles de excelencia,y así tambien me valoro a mí misma,en cuanto a la calidad y su precio...Un saludo afectuoso.

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  7. Muchísimas gracias! Me hizo pensar mucho en todo lo q dijiste y lo tomaré en cuenta, me vienen muy bien estos consejos, mi mamá hace bellos amigurumis pero no se anima a ofrecerlos entonces yo quiero ayudarla y con los consejos q das tengo más herramientas para hacerlo nuevamente muchísimas gracias saludos desde Bolivia

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